Consejos para la evaluación

Evaluación

La evaluación es un momento destacado del proceso de aprendizaje-enseñanza del alumnado.

Adaptación de la evaluación.

Los/las profesores/as disponemos de la libertad de adaptar el sistema de evaluación a nuestros/as alumnos/as. Esto se hace especialmente importante en el caso de los/las alumnos/as con dificultades.

Modos de adaptar la evaluación

  1. No hacer exámenes, del tipo que sean.

  2. Evaluar el trabajo continuo (actividades, proyectos, fichas de clase) y la participación proactiva.

  3. Hacer exámenes:

    1.  Informar de la prueba con la antelación suficiente (para permitir la organización y el estudio del/ de la alumno/a).

    2. Hacer exámenes orales (se transcribe o se graba lo que dice el/la alumno/a)..

    3. Aprovechar los silencios del momento del examen escrito para guiar la realización de dicho examen en algunos/as alumnos/as..

    4. Hacer exámenes escritos físicamente al lado del alumno/a. Ayudarle a leer los enunciados, cerciorarse de que sabe qué tiene que responder, no dejar que pase a otro ejercicio hasta que acabe uno, animarle, etc

    5. Leer (según en qué casos) en voz alta los enunciados (sin que el alumno pierda la autonomía)..

    6. Realizar el examen individualmente (en la medida de lo posible y con los recursos materiales disponibles; vg. en otra aula).

    7.  Dejar más tiempo para acabar el examen (en la medida de lo posible y con los recursos materiales disponibles) o fraccionarlo.

    8. Hacer exámenes-controles, mucho más breves pero más frecuentes..

    9. Adaptar el examen:

      1. Hacer un examen más corto. Menos cantidad de preguntas sobre el mismo concepto o el mismo procedimiento, etc.

      2. Hacer preguntas semicerradas (donde solo haya que responder con una palabra o una frase corta).

      3. Hacer preguntas tipo test. Se facilita el reconocimiento de la información..

      4.  Escribir enunciados con verbo. Si ponemos, por ejemplo, “5. El clima mediterráneo”, el/la alumno/a no tiene por qué saber qué es lo que tiene que hacer: vomitar el contenido, hacer un esquema, dibujarlo, etc.

      5. Pedir acciones muy precisas, con verbos precisos (por ejemplo, “enumera”, “cita”, “subraya”, etc.) y NO del tipo “di todo lo que sepas sobre…”.

      6. Hacer enunciados con una sola orden cada vez sobre lo que tienen que hacer.

      7. Marcar gráficamente o seleccionar con colores la orden o concepto clave del enunciado.

      8. Poner cada pregunta en una hoja o en media.

      9. Escribir las preguntas solo en una carilla (anverso, no reverso) de la hoja.

      10. Poner letra más grande..

      11. Dejar más espacio entre las líneas y para contestar..

      12. Reducir el peso en puntos (porcentaje) de una determinada destreza lingüística (vg. la expresión escrita) en la medida de la dificultad del/de la alumno/a.

Se recuerda al profesorado la necesidad -con el fin de mejorar la autonomía y la competencia estratégica del alumnado- de especificar en el examen escrito los puntos que vale cada pregunta.

Estas medidas no son disyuntivas, es decir, pueden aplicarse varias a la vez: parte del examen oral, parte por escrito y, a su vez -por ejemplo-, dentro del escrito, utilizar varias de las posibles adaptaciones antes indicadas.

Como conclusión, desde cada una de las asignaturas y desde la Tutoría, se aconseja trabajar el sentido de la “justicia” de estas medidas. En educación, justicia no es lo mismo para todos, sino a cada uno lo que le corresponde (caso extremo: a un niño mudo no le puedo pedir que haga una exposición oral; del mismo modo, los/las alumnos/as deben entender que, en algunos casos, habrá diferencias en la manera de demostrar lo que saben sobre una materia y, si hay que trabajarlo en tutoría, se trabaja).